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Sobre Mí

Juan Nández Studios

Todos tenemos un sueño, un camino, una devoción, con trabajo y amor podemos conseguir que sea nuestro medio de vida. Esta es mi maravillosa historia con la fotografía.

Durante años he observado el trabajo de otros fotógrafos, pensando en enriquecerme, aprender de los grandes. De algunos capté su luz, de otros sus texturas, su dinamismo, la emoción del instante eterno. Después de conocer y aprender, tenía claro que debía contribuir con mi existencia a contar historias que partieran de un mismo lugar: «El amor».

Viendo en la fotografía una parte importante de la realidad de este mundo, creo sinceramente que por encima de todo, prevalece el amor, entre padres e hijos, parejas, amigos y amigas, nada tiene sentido si no nos entregamos a Él, y lo mejor de todo es que las emociones, las miradas, los pensamientos se pueden capturar.

Una buena amiga me dijo algún día: «No dudes Juan, que un pequeño grupo de personas puede cambiar el mundo», y esto es lo que pretendo defendiendo a la familia, apostando por el amor de una pareja, sobre todo lo demás.

El otro pilar en el que me baso a la hora de fotografiar es sin duda «El arte». Desde niño, el dibujo y la expresión artística fué mi manera de alcanzar emociones. Con cinco años gané mi primer concurso de pintura, después vino la música, en el conservatorio, la poesía, todo ello bajo un mismo telón de fondo, los cuadros de mi padre, revistiendo las paredes de mi hogar.

Quiero inmortalizar vuestra felicidad

En las bodas he encontrado estos dos pilares en los que baso mi fotografía, la fusión perfecta entre el arte y el amor. Cada boda es una historia nueva que narrar, trato de entrar con un sentido de ingenuidad, pasando desapercibido, ya que es la mejor manera de que las cosas fluyan por sí solas.

Sé que la historia está ahí, toda la belleza y el drama, la conexión, las alegrías, la sexualidad, las miradas, las risas, los encuentros, la acción,  la forma en que percibimos a la otra persona, sus gestos.

Me siento vivo capturando los sentimientos tan fuertes que allí tienen lugar, para conservarlos toda la vida.

«Cada vez que hacemos una foto estamos regalando una parte de lo que somos a los demás» (J. Nández)